El tiempo que tenemos o no tenemos depende principalmente de nuestras prioridades. ¿Qué es lo que ponemos arriba de la lista, y lo que dejamos para el final? ¿y por qué?
Dice Mafalda, el personaje de Quino, que "lo urgente no nos deja tiempo para lo importante". Y ¿cuál es la diferencia entre lo urgente y lo importante? La urgencia de hacer algo nos viene dada por ideas que a veces ni siquiera son nuestras, prioridades que damos por supuestas sin pararnos a revisar.
Si nos paramos, quizás en la lista de cosas urgentes sólo encontremos una o dos cosas importantes, o quizás ninguna. Pero es la pescadilla que se muerde la cola, porque con tanto bullicio e hiperactividad no encontramos el momento para tachar cosas de esa lista absurda, a veces demencial.
Hay actividades que alimentan el alma, y maneras de relacionarse que hacen que la vida valga la pena. Si no tenemos tiempo de estar a solas con nosotros mismos, ni de disfrutar de la compañía de nuestras personas queridas, es que no hemos establecido bien nuestras prioridades. Y encima podemos creer que estamos haciendo lo correcto pues trabajamos mucho.
Nuestra cultura no valora la quietud y la calma. Principalmente se valora el hecho de hacer muchas cosas, tener dinero, fama o éxito. La cultura de Oriente quizás peca a veces de excesivamente pasiva y fatalista, pero en Occidente tenemos que aprender a parar y a serenarnos.
De el libro "Palabras del Silencio" de Elvira Coderch
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